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​Pieza del mes, agosto 2015

Luis Ángel Rengifo (1906 - 1986)
Homenaje a un estudiante
1965
Acrilografía
Reg. 5577
Museo Nacional de Colombia
Donado por Carmen Tulia Sánchez de Rengifo (10.2.2005)

Documento sin título

Las líneas ásperas y escenas sombrías de denuncia política características de la obra de Rengifo son, para algunos investigadores1, herencia de la gráfica testimonial mexicana de primera mitad del siglo XX. Luego de ser alumno de la escuela de bellas artes de Bogotá, de 1946 a 1949 Rengifo vivió en México donde estudió grabado con Francisco Díaz de León, artista que formó a toda una generación de grabadores que reivindicaron la gráfica testimonial y narrativa propia del realismo social. A su regreso a Colombia, Rengifo tuvo una importante carrera docente en distintas academias artísticas y dirigió la Escuela de Bellas Artes, en 1951 bajo su orientación fueron reinaugurados los talleres de grabado de la Universidad Nacional, luego de haber permanecido cerrados por más de una década. Su influencia como maestro fue reconocida por varios de sus alumnos como Alfonso Quijano y Augusto Rendón, importantes grabadores quienes al igual que Rengifo denunciaron la inequidad social y el clima de violencia del país a través de su obra gráfica.


Por su trabajo docente en la Universidad Nacional es posible inferir que Rengifo presenció un hecho violento que marcó la historia del país a mitad del siglo XX, el cual representó grandes cambios en la mentalidad política del país y que guarda además una relación directa para éste grabado.


El 8 de Junio de 1954, en medio de la celebración del día del estudiante en la Universidad Nacional sede Bogotá, Uriel Gutiérrez Restrepo fue asesinado dentro del campus por parte de la policía nacional en circunstancias confusas. El día siguiente a la muerte de este estudiante universitario aproximadamente 10.000 alumnos de diferentes universidades se unieron en protesta por los hechos violentos, en medio de la marcha se desató una tragedia aún mayor cuando se abrió fuego contra los manifestantes finalizando la vida de nueve ellos. Los asesinos nunca fueron identificados, pero la opinión general asumió que, así como los victimarios de Uriel Gutiérrez, eran parte del brazo armado del gobierno en búsqueda de aplacar la manifestación. A pesar de haberse abierto fuego militar en ambos casos en contra de civiles, el gobierno de Rojas Pinilla nunca intentó esclarecer los hechos negándose a dar declaraciones oficiales y dejó sumidas a las muertes en el total silencio, mostrando el lado oscuro de su dictadura militar.


Los hechos conmovieron al país y fue el inicio de una serie de protestas y manifestaciones que despertaron una conciencia pública sobre la naturaleza militar del régimen del entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla. Hasta entonces ese gobierno había sido visto, sobre todo por artistas e intelectuales, como un elemento pacificador a la violencia bipartidista. Muestra del apoyo temprano por parte de los artistas a Rojas Pinilla fue el manifiesto deseo2 de importantes artistas como Ignacio Gómez Jaramillo, Marco Ospina, Jorge Elías Triana y Eduardo Ramírez Villamizar de hacer una donación al gobierno del General.3 A pesar de este apoyo inicial, la muerte de Uriel Gutiérrez Restrepo se convirtió entonces en un punto en que el gobierno del General pierde su aceptación popular, incluyendo la comunidad artística, primordialmente debido a la decisión de la dictadura de dejar los hechos en la impunidad sin ningún tipo de denuncia o ajusticiamiento militar.


Para no dejar olvidar estos injustos asesinatos, en los años posteriores diversos artistas trabajaron la figura del estudiante muerto en sus obras. En pintura, grabados, poemas y otros medios empezó a aparecer la figura de un cadáver anónimo, sin rostro identificable ni rastro alguno de su historia o motivos de su fallecimiento. Estas representaciones probablemente hacían alusión a la gran sensación de impotencia, desconocimiento y horror que estas tragedias generaron. Estos trabajos no solamente hacían homenajes póstumos a los 10 asesinados en Junio de 1954, el estudiante muerto era anónimo porque podía ser cualquiera, su figura habla sobre el peligro extendido en el que se encontraba toda la comunidad intelectual colombiana mientras un gobierno de corte militar dirigiera el país.


Desde la literatura es destacable la interpretación de Clemente Airó, crítico de arte que lanzó su primer libro de cuentos en 1955 con el título de Cardos como flores (9 estampas de alucinado) en el que estaba incluido uno titulado "El estudiante sobre el asfalto"4. El cuento funda las características principales de la imagen del estudiante muerto, principalmente el anonimato con el que la figura solía ser representada pues en la narración no se especifican nombres, fechas o lugares específicos que denuncien algún hecho histórico puntual. Narrando la marcha de una multitud de estudiantes perseguidos por un grupo de militares por las calles de una ciudad, el escritor logra el clímax de la narración describiendo la manera en que los estudiantes caen tras el disparo del arma de un soldado. Este cuento de Airó se encuentra ilustrado por la que se cree es la primera representación gráfica de la figura del estudiante muerto en el país. La autora, Judith Márquez, dibuja un escenario urbano con edificios que parecieran acorralar a una figura humana de la cual vemos su rostro de perfil, esquemático, en una postura con la mirada al cielo. Esta representación del estudiante, con la nuca abajo y la boca se convirtió en la más generalizada en la pintura y el grabado que trabajaron el tema posteriormente.

Además del grabado de Rengifo vale la pena anotar otros varios ejemplos de estudiantes muertos que aparecieron en la plástica nacional de la época en obras de diversos artistas tales como Lucy Tejada, Ignacio Gómez Jaramillo, Edgar Negret, Juan Antonio Roda o Alejandro Obregón. Estos dos últimos artistas dedicaron grandes e importantes lienzos al tema, Obregón presentó Estudiante muerto (el velorio) en 1956 y Roda por su parte finalizó en 1958 Personaje masculino. Las piezas comparten disposiciones y tratamientos similares, como lo son grandes figuras yacentes que ocupan toda una mitad de la tela mostrando un cuerpo que da la sensación de estar convaleciente en el suelo. La pintura de Obregón fue una obra especialmente aclamada, obteniendo el primer puesto del salón Guggenheim de 1956 es hoy en día parte de la colección del Art Museum of the Americas en Washington DC.


No todos los estudiantes muertos fueron representados de la misma manera. La escultura de Edgar Negret El estudiante caído fue destruída en 1958, pues su forma abstracta no fue vista por algunos como representativa de la lucha estudiantil. La obra fue dañada, según el investigador Christian Padilla, "por enardecidos estudiantes que no se sintieron identificados con (lo que ellos llamarían) un mamarracho abstracto de un pseudoescultor aficionado a la cerrajería"5. Marta Traba clamó por el respeto a la escultura y sobre la misma se refirió en una carta abierta en la prensa: "Reaccionario hubiera sido representarlos a ustedes, que son felizmente los anticonformistas por excelencia, con una obra hueca y gesticulante en que apareciera Rojas Pinilla apuñaleando a uno de ustedes por la espalda, o alguna torta de bodas alegórica, envejecida y convencional de fin de siglo. Desde el punto de vista de su contenido significante, pues, la obra de Negret no sólo simboliza la libertad contra la opresión de las ideas sino la vanguardia contra la reacción.6" De la escultura de Negret no se conservan fotografías ni alguna otra clase de registro.


Aunque las repetidas figuras de estudiantes muertos en el arte colombiano surgieron para denunciar un estado de zozobra en la seguridad ciudadana, tras la caída de Rojas Pinilla en 1957 se convirtieron en banderas triunfalistas que recordaban el fin de la dictadura y el resurgimiento de la esperanza en medio de un discurso que prometía haber erradicado la represión de las libertades civiles. Los cuerpos caídos de estos personajes anónimos se volvieron un ícono de la lucha estudiantil que, especialmente en Sudamérica, ha representado un importante sector del idealismo político revolucionario. Este sector de la población que ha tenido acceso a la educación superior se ha constituido en un agente de respuesta activa y políticamente empoderada que vigila las decisiones de sus gobiernos rigentes. Aunque los estudiantes muertos representan ciudadanos que han sido víctimas de la injusticia y silencio, al mismo tiempo exaltan su entrega vital a los principios por los que luchaban.

 

Alejandro Obregón. Estudiante muerto (El velorio), 1956. Óelo sobre tela. 140 x 175 cm. En: Carmen María Jaramillo (2001). Alejandro Obregón, El mago del Caribe. Bogotá: Asociación de amigos del museo nacional de Colombia. p 109.

 

 

Judith Márquez. Ilustración para "El estudiante sobre el asfalto", 1955. En: Serna, Julián y González Felipe (2010). Arte Colombiana: 1948 – 1965. Sao Paulo: Centro cultural FIESP – Ruth Cardoso. Galería de arte do SESI-SP. P 151

 

 

Juan Antonio Roda. Personaje Masculino, 1958. Óleo sobre tela. 76 x 105 cm. En: Serna, Julián y González Felipe (2010). Arte Colombiana: 1948 – 1965. Sao Paulo: Centro cultural FIESP – Ruth Cardoso. Galería de arte do SESI-SP. P 99

 

 

Lucy Tejada. Monumento Al estudiante, 1958. Mural en mosaico. En: Valencia, Alejandro (2006). Lucy Tejada, gran retrospectiva. Cali: Alcaldía de Cali. P 45.

 

 

Ignacio Gómez Jaramillo. Colombia llora a un estudiante, 1958. Óleo sobre tela. 97 x 156 cm. En: Benjamín Villegas, ed (2003). Ignacio Gómez Jaramillo. Bogotá: Villegas Editores. P 138 y 139.

1 Pini, Ivonne. Luis Ángel Rengifo, grabador. Bogotá, Revista ESCALA/I.I.E., 1986.

2 El espectador, 24 de Junio de 1953, P 13.

3 Sin embargo, esta entrega no se lleva a cabo como referencia Cristina lleras: "Un hecho diciente de la precaria relación del General Rojas Pinilla con los artistas lo constituye el anuncio de Ignacio Gómez Jaramillo, acompañado por Marco Ospina, Jorge Elías Triana y Eduardo Ramírez Villamizar, entre otros, de la visita al Presidente para pedirle al gobierno apoyo en el estímulo de las artes. Aparentemente la audiencia no fue concedida, o no se realizó, porque no se efectuó el regalo de obras como San Sebastián en las trincheras que perteneció al autor y su familia hasta que pasó a ser parte de la colección del Museo Nacional de Colombia" (Lleras, Cristina. Arte política y crítica: politización de la mirada estética. Colombia 1940 – 1952. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia - Facultad de Arte. 2005.)

4 Airó, Clemente. Cardos como flores, 9 estampas de alucinado. Bogotá: Ediciones Espiral, 1955.

5 Padilla, Christian. En abstracto: Catálogo de la exposición con motivo de la donación de Fanny Sanín al Museo Nacional de Colombia. 2015.

6 Traba, Marta. 4 de Julio de 1958. ¿Qué significa una escultura? La calle. Cali.

 

Fuentes primarias

  • http://www.iie.unal.edu.co/pdfs/coleccionescala/rengifo-grabador1.pdf
  • http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1509596
  • http://www.elespectador.com/noticias/nacional/60-anos-de-una-tragedia-estudiantil-articulo-497368
  • http://historico.unperiodico.unal.edu.co/ediciones/59/10.htm
  • http://www.banrepcultural.org/node/27561

 

   
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