Transportar, guardar, proteger, esconder… son prácticas que perviven desde que los seres humanos existen. Hace 15.000 años niños, mujeres y hombres tuvieron que ingeniarse maneras para guardar y cargar sus herramientas de piedra, semillas, amuletos, entre muchas otras cosas de valor para su cotidianidad.
Estos objetos, elaborados con materiales naturales, son recipientes y contenedores pensados y elaborados para tareas tan disímiles como adornar y proteger la cara y el cuerpo, transportar y proteger dardos para la cacería, y guardar tanto coronas rituales como cal para mezclar con la hoja de coca sagrada, u otras actividades, como guardar anzuelos, semillas o venenos.
Prácticas y significados simbólicos y culturales de estos objetos expuestos se han perdido o modificado con el tiempo, como consecuencia de las presiones sobre los territorios indígenas, los desplazamientos forzados y la elaboración de dichos objetos para venderlos como artesanías. Igualmente, el uso de recipientes plásticos ha remplazado el conocimiento de pensar y elaborar para la vida y la cotidianidad.
¿TÚ GUARDAS ALGO ESPECIAL?
¿CÓMO LO GUARDAS?
¿EN QUÉ LO GUARDAS?