“Carolina Cárdenas, que hoy
se nos revela como ceramista, es también pintora y dibujante de exquisita
calidad, y su orgullo de verdadera artista y un desmesurado respeto en lo que
al arte se refiere no permitían que se llamara la atención hacia esta actividad
en la que encontró campo para la exteriorización de su sensibilidad”.
Nota de prensa en revista Pan, Nº 7, 1936.
Entre las actividades en
las que sobresalió el grupo de artistas que trabajó durante la década de los
treinta, el historiador Álvaro Medina realza el peculiar interés que tuvieron
por ampliar y extender los valores y la utilidad del dibujo lineal, más allá de
la esquematización funcional o del boceto. De hecho, frente a la obra de
aquellos artistas que lo utilizaban como un arte subsidiario, varios nombres se
impusieron como alternativa. Entre éstos se destacaba el de Carolina Cárdenas,
quien consideraba que “la línea poseía vida y expresión, y que su importancia
no era menor que la del asunto o tema” que hay que representar.
Para Medina, los dibujos de
Cárdenas podían distinguirse con facilidad gracias a que “presentaban un trazo
expresionista que no sólo era excepcional sino firme y desenvuelto”. Por su
parte, la historiadora Carolina Vanegas añade que la mayor parte de la producción
en dibujo de Cárdenas corresponde a una labor profesional orientada hacia la
ilustración.
Fue tan riguroso el trabajo
de la artista en esta área que incluso llegó a implementar un método basado en
el manejo de las posibilidades expresivas y de multiplicación de la imagen que
le ofrecía la repetición de un mismo motivo. Dice Vanegas que Cárdenas solía
trabajar a partir de “un motivo, que copiaba en un segundo soporte para
sintetizarlo y así varias veces, muchas de ellas en papel mantequilla para
agilizar el proceso”. A partir de este procedimiento, la artista podía obtener
“la creación de una nueva imagen de línea precisa que luego pasaría a tinta
para entregarlo al que se lo encargaba”.
Hay que destacar aquí la
diferencia que introducía Cárdenas en este método de trabajo con respecto a los
que aprendió en la Escuela de Bellas Artes. Al contrario de la valoración que
se tenía en aquel centro de estudios por el estudio del natural y la producción
de imágenes apegadas a la reiteración de cánones clásicos, la artista
contraponía en su labor profesional el estudio y análisis de procedimientos
evidentemente modernistas, como el manejo de la imagen hecha en serie. Sobre
este particular, Vanegas asegura que uno de los resultados del método de
Cárdenas fue el manejo de composiciones a partir de recuadros, un recurso de
amplio recibo en la ilustración que permite encontrar, en este caso, un claro
interés por expandir las herramientas del dibujo tradicional volumétrico o de
carácter preliminar.
Por otro lado, su trabajo
como dibujante recibió varias muestras de aprobación por parte de quienes
estuvieron muy cerca de ella, aunque quizá por esa misma situación su obra no
la conoció un público más amplio sino hasta mucho después de la temprana muerte
de la artista. Uno de sus colegas más cercanos decía sobre este grupo de obras
que “al lado de las madonas y los niños felices, las escenas de campo, las
muñecas y los peces, no olvidaste el rasgo cruel, la nota irónica, el trazo
mordaz y rotundo de crítico y filósofo penetrante”.
En un dibujo como El Estado premia con una bellísima medalla a
las mujeres que han dado más de 20 hijos a la patria, puede apreciarse la
poderosa sátira a que hacía referencia Trujillo en su comentario sobre la obra
de Cárdenas. Se trata, de hecho, de una nueva manera de asumir la definición
tradicional de feminidad que le exigía la sociedad colombiana a sus ciudadanas.
Para la investigadora Cristina Lleras, “este dibujo está realizado en pocas
líneas sintéticas y se acerca al lenguaje publicitario utilizado en ese
momento, también emparentado con la caricatura”.
Así mismo, en esta artista
se evidenciaba un carácter pionero a distintos niveles. Por ejemplo, algunos la
consideran la introductora de la abstracción geométrica en el país. En palabras de Álvaro Medina, “los pequeños bocetos de Carolina Cárdenas para pinturas abstractas geométricas deben ser considerados como las primeras experiencias de este tipo en Colombia”[7].

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