Pieza del mes de marzo de 2010 Serie Independencia Zapatos de María Francisca Villanova, esposa del virrey Antonio Amar y Borbón Colecciones de Historia. Área de objetos testimoniales. Subárea de indumentaria Sala Federalismo y Centralismo (1830-1886), segundo piso |
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Zapatos de María Francisca Villanova, esposa del virrey Antonio Amar y Borbón Ca. 1803 Cosido a mano Reg. 155 15 x 19 cm Procedencia sin definir. Catalogado por primera vez en 1881
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2010 - Serie Independencia
En el marco de nuestra celebración de Independencia, en 2010 el programa expositivo La Pieza del Mes, estará dedicado a preguntarse por la idealización de los acontecimientos y personajes que constituyen nuestro imaginario independentista, a través de piezas de la colección que hacen más evidente el contraste entre unas y otras interpretaciones.
La dueña
Doña María Francisca Villanova, esposa del virrey Antonio José Amar y Borbón gustaba de las fiestas, las joyas y el dinero, por ende no es de extrañar que usara en su vestuario vistosas telas y cortes de la moda francesa del momento. No se distinguía por belleza o atractivos especiales ni tampoco por la simpatía en el trato, más bien por el completo monopolio que tenía en las tiendas y almacenes de Bogotá de los que se había adueñado comprando a bajos precios a comerciantes en desgracia. La viva y astuta virreina, además de controlar el comercio y los precios tenía una fuerte injerencia en los asuntos de gobierno, debido a la dominación que ejercía sobre su esposo, débil y envejecido frente al fuerte carácter de la virreina.
A pesar de ella y su desprecio por las solicitudes del pueblo, la revolución del 20 de julio tuvo lugar y la pareja virreinal fue apresada en el Convento de la Enseñanza. El 13 de agosto, Doña Francisca fue trasladada a la cárcel de mujeres El Divorcio. Las mujeres del pueblo mostraron su enojo con las autoridades españolas y formaron “[…] una calle desde el convento de La Enseñanza hasta la plaza, que pasaría de 600 mujeres. Como a las cinco y media la sacaron del convento, y aunque la iban custodiando algunos clérigos y personas de autoridad, no le valió, pues por debajo se metían las mujeres y le rasgaron la saya y el manto, de suerte que se vio en bastante riesgo, porque como las mujeres, y más atumultadas, no guardan ningún respeto, fue milagro que llegase viva al Divorcio. Las insolencias que le decían eran para tapar oídos”*
* Caballero José María. Diario de la independencia. Bogotá, Talleres Gráficos Banco Popular. 1974
Los zapatos
Fue Luis XIV (1638-1715) quien impuso la moda de usar zapatos de tacón cuando hizo añadir a su calzado algunos centímetros que disimularan su baja estatura, usanza que se instauró en varias cortes. Para el siglo XVIII el tacón francés femenino levantaba el talón y empujaba todo el pie hacia delante, de tal manera que los dedos se apretaban dentro de la punta estrecha y aguda. A eso se sumaba un aprisionado corsé que hacía que el caminar de las mujeres de la élite fuera una precipitada danza de pasos inseguros. Raras veces estas mujeres iban a pie.
Como la producción en serie de calzado se hizo esperar casi hasta el siglo XIX, los zapatos eran hechos a mano, ricamente bordados sobre seda o lino y llevaban hebillas como adorno. Si bien surge como protección para el pie, el zapato es la prenda que más explícitamente evidencia la diferenciación de clase, mientras la gente “de a pie” iba descalza o con alpargatas, Doña Francisca Villanova hacía sonar sus tacones.
¿Eran apolíticas y dóciles las mujeres de la independencia?