
Esta sala constituye un laboratorio de co-creación activa y diálogo intercultural, en el que se promueve la justicia epistémica a través de procesos de co-curaduría con enfoque territorial. A partir del trabajo colaborativo con diversas comunidades, este espacio resignifica el rol del museo, que deja de ser únicamente un lugar de conservación de objetos para convertirse en un escenario habitable, donde se construyen, cuidan y sostienen vínculos con la ciudadanía. Así, la sala se proyecta como un lugar que impulsa la transformación social desde el reconocimiento y la articulación de múltiples saberes.