A partir del 22 de noviembre de 2024 estará abierta la nueva exposición temporal El país de las vorágines. Extractivismo y lucha obrera. Esta exposición plantea una conexión entre la novela La vorágine de José Eustasio Rivera y los procesos de explotación humana y ambiental ocurridos en Colombia a principios del siglo XX. Así mismo, en ella se exploran algunas maneras como las personas, las comunidades y los colectivos resistieron a dichos regímenes de terror.
El 25 de noviembre de 1924 fue publicada la primera edición de La vorágine bajo el sello de la Editorial de Cromos, Luis Tamayo & Co. La obra, convertida a la luz de los años en un clásico de la literatura colombiana y latinoamericana, es una novela pionera al abarcar la complejidad de las fronteras –geográficas, sociales, económicas y políticas– del país. Fue además contundente a la hora de revelar y denunciar tanto la expoliación extractivista de la selva como la esclavización de miles de personas en medio de la denominada “fiebre del caucho".
A partir de una investigación y curaduría conjuntas entre el Museo Nacional de Colombia, la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia y el Archivo General de la Nación, El país de las vorágines propone comprender los fenómenos extractivistas y la explotación de la mano de obra de principios del siglo pasado como otras vorágines. Se trata de relatos paralelos de otros modelos de explotación que, tal como la economía del caucho, concentraron el interés de poderosos capitales en la extracción de recursos naturales a gran escala y consumieron las energías de miles de personas.
En la exposición se presenta en qué medida la demanda internacional de recursos, el desarrollo de relaciones de subordinación del país ante la economía global, la debilidad –y, en ocasiones, complicidad– de los Gobiernos nacionales ante el desarrollo de tales economías y sus consecuentes injusticias, entre otros factores, determinaron los derroteros trágicos que siguió el extractivismo en el país. Caracterizadas por la explotación intensiva o extensiva de los recursos, las economías extractivas provocaron fenómenos de violencia, despojo e injusticia en los territorios colombianos. Fue común la presión sobre la propiedad y el uso de recursos como las tierras y el agua, que tuvo como consecuencia la desposesión de las comunidades de sus territorios y la vulneración de sus formas de vida. Los enclaves extractivos buscaron el control territorial y poblacional, lo que generó procesos de dependencia y esclavización de las comunidades que llevaron, en algunos casos, al exterminio de varias comunidades indígenas.
El país de las vorágines explora también cómo las condiciones de desigualdad, explotación y abandono en las primeras décadas del siglo XX no se restringían a las economías extractivas. En medio de una industrialización creciente y ante una débil legislación laboral, trabajadores de diferentes industrias, artesanos, empleados públicos, campesinos, entre otros, empezaron a reconocerse como obreros y a luchar por diferentes demandas laborales. Un gran movimiento de huelgas se desarrolló en la década de 1920, como reflejo de la precariedad laboral y los tratos deshumanizantes que vivían miles de obreras y obreros en el país. Los procesos de resistencia se materializarían también en la irrupción y el fortalecimiento de los primeros sindicatos a principios del siglo XX, como uno de los efectos de la agrupación y la solidaridad creadas en el interior de múltiples grupos obreros.
Esta exposición es una invitación a repensar el país en las décadas cercanas a la escritura y publicación de La vorágine, junto con los procesos sociales convulsos que sucedían de forma paralela. Así mismo, es ante todo una invitación a revisar ese pasado centenario y sus ecos en el presente, y, por tanto, es también una alerta para enfrentar nuevas vorágines extractivistas y laborales que se presentan a lo largo y ancho de las regiones del país y dentro de sus centros urbanos.