Tiempos de paz. Acuerdos en Colombia 1902-1994 Página principal - Museo Nacional de Colombia

Belisario Betancur y la "prisa por la  paz" [1982-1986]
Este capítulo está dedicado a documentar la política de paz que se emprendió durante el gobierno de Belisario Betancur. El ícono es el cuadro de Fernando Botero Sin título, que representa la paloma de la paz, símbolo de ese gobierno; en cuanto a los objetos en este espacio se pueden apreciar un cuaderno de poemas del EPL, dos cartas de Jacobo Arenas (miembro del Estado Mayor de las FARC), en las que reconoce el llamado del gobierno a iniciar las conversaciones de paz y plantea una serie de propuestas que permitirían alcanzar un cese al fuego; algunos muebles incinerados que quedaron luego de la toma del Palacio de Justicia; una carta de Jaime Castro, ministro de Gobierno, en la cual ofrece el apoyo gubernamental al movimiento político de la Unión Patriótica (UP), siempre y cuando este hecho contribuya a la construcción de la paz, y el cuadro La victoria de la paz del maestro Alejandro Obregón.
 

La paz como premisa presidencial
La situación de confrontación con los grupos alzados en armas llevó a que la reconciliación nacional fuese uno de los temas principales durante las elecciones presidenciales de 1982. Betancur hizo un llamado al diálogo para alcanzar la paz. Aceptó que las causas de la  violencia tenían raíces sociales, y combinó la negociación con la generación de desarrollo en municipios afectados por la violencia.

Durante el período de Betancur se firmó, en 1984, un acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que comprendía, entre otras cosas, el cese al fuego, la condena de acciones terroristas y la posibilidad de organizarse políticamente. También se firmaron acuerdos de cese al fuego con el Movimiento 19 de abril (M-19), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y la Autodefensa Obrera (ADO). El gobierno, por su parte, se comprometió a cesar las acciones en contra de estos grupos y a adelantar investigaciones relacionadas con el respeto a los derechos humanos. También se firmó un acuerdo con dos destacamentos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización que desconoció la existencia de los mismos.

No obstante la voluntad para adelantar el diálogo, los enfrentamientos entre las guerrillas y el ejército no se detuvieron. Varios sectores del gobierno y de la sociedad civil estuvieron en desacuerdo con el proceso y se abstuvieron de apoyar la fórmula de los acercamientos. La violencia del narcotráfico, el paramilitarismo, la falta de coordinación entre las instituciones del Estado, sumadas al incumplimiento de los términos por parte de los actores involucrados, llevaron al rompimiento de la mayor parte de los acuerdos en 1985. Sin embargo, las FARC anunciaron la creación de la Unión Patriótica y el 2 de marzo de 1986 prorrogaron su período de tregua.

Unos pocos adelantos en materia de paz no borraron las secuelas de la toma y contratoma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985. De esta manera, el primer intento de negociación y reforma se vio estancado.
 


La paz de finales del siglo XX: avances y retrocesos [1986-1994]
En este capítulo se presentan las acciones de paz que se realizaron en los gobiernos de Virgilio Barco [1986-1990]  y César Gaviria [1990-1994]; el ícono es una fotografía de la espada cuya propiedad se le atribuye al Libertador Simón Bolívar, que fue hurtada y posteriormente devuelta por el Movimiento 19 de abril. Entre los objetos de este capítulo se destacan las agendas del presidente Barco; el sombrero de Carlos Pizarro; una de las pañoletas que llevaban puestas los miembros del M-19 el día de la dejación de armas; uno de los 14 lingotes que se elaboró con las armas fundidas de ese mismo movimiento guerrillero; el discurso pronunciado por Jesús Antonio Bejarano durante la ceremonia de dejación de armas del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y la réplica del monumento que se realizó en Medellín con la armas fundidas del ELP.
 

Durante estos dos gobiernos las políticas de paz contemplaron como condición para la incorporación política el fin de las acciones armadas por parte de la guerrilla. Sin embargo, en el gobierno de Gaviria se introdujeron modificaciones a estas premisas; una de ellas consistió en eliminar la condición de cese al fuego para negociar.

La política de paz del gobierno de Virgilio Barco se puede entender en dos fases. La primera centralizó las distintas comisiones de paz en la Consejería Presidencial para la Reconciliación y, antes que el diálogo, puso su atención en la recuperación de la legitimidad del gobierno por medio de la solución de conflictos económicos y sociales. En 1988, el secuestro y la liberación de Álvaro Gómez, ex candidato presidencial conservador, marcaron una segunda fase que se caracterizó por la negociación y la apertura de un espacio político para la guerrilla. Como estrategia para lograr la transformación social del país, Barco cristalizó la reforma política mediante el apoyo a la iniciativa de la "Séptima papeleta", con la cual el pueblo votó a favor de la Asamblea para reformar la Constitución. El proceso fue paralelo a la negociación exitosa con el M-19, que concluyó el 9 de marzo de 1990.

En medio de la violencia generada por el narcotráfico, otros grupos, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el EPL y el Movimiento Armado Quintín Lame, manifestaron su interés por participar en la Constituyente. Con el primero se suscribió el acuerdo final el 25 de enero de 1991, que implicó la participación de uno de sus dirigentes en la Asamblea. El acuerdo final con el EPL, firmado el 15  de febrero de 1991, reintegró 2.000 combatientes y dio lugar a que dos de sus miembros participaran en la Asamblea. De la misma manera, un miembro del Quintín Lame participó en dicha Asamblea, luego del acuerdo final del 27 de mayo.

El gobierno de Gaviria adelantó una política en la que el diálogo era apenas un componente de la paz. Además, una veeduría internacional y diversos sectores de la sociedad fueron integrados a la negociación. Durante su mandato, se afirmó que se negociaría la dejación de armas y la incorporación de los guerrilleros a la vida civil, mas no el proyecto político de las guerrillas. Gaviria estuvo dispuesto a negociar con las FARC y el ELN para que pudieran participar en la Constituyente. Su estrategia también combinó la acción de  las Fuerzas Armadas y, por ello, el mismo día de las elecciones para elegir los miembros de la Asamblea Constituyente, se realizó el asalto a Casa Verde, campamento de las FARC desde 1984.

Este período marcó un cambio importante en la naturaleza de las guerrillas debido a la caída del socialismo en Europa y a la situación en Centroamérica, donde avanzaban las conversaciones con los grupos insurgentes de El Salvador, mientras el sandinismo nicaragüense se convertía en oposición política del gobierno. Las diferencias entre las organizaciones que conformaban la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar dificultaron el proceso de negociación, así como el rechazo de esta última al modelo que se había implementado con los otros grupos guerrilleros.

Para 1993, las negociaciones con los grupos guerrilleros se habían estancado. Entonces se promovió la desmovilización de facciones o individuos. A pesar de las dificultades, se realizó el proceso de paz con un grupo disidente del ELN, la Corriente de Renovación Socialista, que culminó en 1994. Ese año también se firmaron acuerdos de paz con tres  grupos de las milicias urbanas de Medellín y el 30 de junio se suscribió un acuerdo con el frente Francisco Garnica Narváez, disidencia del EPL.

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