Egipto: el paso a la eternidad [4.000 a.C.-135 d.C.]

El culto a los muertos
En este espacio se presentan una estela funeraria, un obelisco, una mesa de ofrendas y una estatua de sustitución, objetos que eran ubicados en la zona de culto de la construcciones funerarias egipcias.

En Egipto las creencias religiosas de carácter funerario propiciaron la creación, fabricación y adecuación de diversas estructuras funerarias (con formas y materiales variados), entre las que se cuentan mastabas, pirámides e hipogeos privados o reales.

Se creía que para posibilitar la vida eterna de aquellos individuos que tras la muerte superaban favorablemente el juicio de su alma, se debía disponer de una instalación adecuada con dos espacios fundamentales: uno cuyo propósito era conservar intactos los restos mortales y el equipo funerario y otro para llevar a cabo las actividades relacionadas con el culto, destinadas básicamente al suministro de las provisiones necesarias para su manutención en el más allá.

Los egipcios consideraban que la eternidad no sólo se alcanzaba a través de la conservación del cuerpo sino mediante la repetición del nombre y la imagen. Por ello, el culto a la memoria del difunto ocupaba un lugar destacado en las estructuras funerarias.
 

E-166
Estela funeraria Isis. Osiris.  Pa-dí-Iset
Caliza
Dinastías XIX-XX (1307-1070 a.C.)
24.6 x 18.2 x 5 cm

E-281
Estatua de substitución del "Subdirector del Tesoro" Pentaur
Piedra caliza
Imperio nuevo (1540-1070 a.C.)
61 x 34 x 40 cm


En la zona de culto había una "estela de puerta falsa" que permitía a los vivos comunicarse con el muerto; frente a ésta se colocaba la "mesa de ofrendas", una base de piedra en la que se tallaba el nombre del difunto y que contenía las oblaciones más comunes, con el propósito de garantizar el suministro eterno de estos elementos. Esto se debía a que la vida ultraterrena era imaginada de manera similar a la que habían gozado en Egipto, y no se concebía la eternidad sin el alimento, tanto físico como espiritual. En este espacio también se ubicaban textos para identificar al difunto, así como fórmulas funerarias dirigidas a los dioses para garantizar su abastecimiento.

Adicionalmente, se colocaban estatuas de sustitución, representaciones escultóricas del difunto, que buscaban garantizar un soporte corporal en el caso de que la momia se deteriorara por la profanación o el saqueo.


Cámara sepulcral: objetos funerarios
Los egipcios creían que el cuerpo físico, una vez momificado, permanecería eternamente en la cámara sepulcral, destinada a albergar el sarcófago. Consideraban que el ser humano gozaba de la posibilidad de retorno a la vida si se conservaban su imagen y su nombre y esperaban alcanzar la eternidad garantizando que los compuestos espirituales, el ba (término que se asemeja a conciencia y carácter) y el ka (aliento vital que hace parte de toda la creación) tuvieran un lugar al cual retornar: el cuerpo.

La conservación del cuerpo estaba sujeta al logro de su deshidratación, la cual se conseguía con el uso de un compuesto salino llamado natrón, las extracción de las vísceras y un tratamiento con sustancias aromáticas y resinas. En algunos casos, cuando el difunto era importante, sus vísceras eran introducidas para su conservación, después del proceso de momificación, en unos recipientes llamados vasos cánopos.

Estos recipientes, que se exhiben en la muestra, eran cuatro; estaban elaborados en diversos materiales y en este caso son de piedra caliza pintada. En ellos se almacenaban el hígado, los
pulmones, el estómago y los intestinos. Cada vaso estaba relacionado con un punto cardinal, tenía una diosa tutelar y un genio funerario. Estos genios eran los denominados "cuatro hijos de Horus" y estaban representados con cabeza humana, de halcón, de chacal y de babuino (mandril).
 

E-687/690
Vasos canopos
Duamutef (chacal)
Quebehsenuf (halcón)
Vasos canopos. Amset (hombre)
Vasos canopos. Hapy (babuino)
Piedra caliza pintada
Tercer período intermedio
Dimensiones variables

E-15
Máscara funeraria
Vendas estucadasy pintadas
Baja época (715-332 a.C..)
30 x 49 x 22 cm


Los egipcios consideraban que para alcanzar la vida eterna era necesario no sólo garantizar la preservación del cuerpo sino rodear a la momia de una serie de medidas de protección que permitieran salvaguardar el cuerpo como morada en el más allá.

En esta sección se exhiben, además, algunos de los objetos elaborados con este propósito: una máscara y una redecilla funeraria, dos tapas de sarcófagos, imágenes de dioses y una serie de amuletos y de ushebtis.

El sarcófago, recipiente que contiene la momia, era el objeto que ofrecía una mayor protección y era denominado el "señor de la vida". Sus formas y materiales (piedra o madera) variaron de acuerdo con la época o el rango del propietario. Sus paredes  eran utilizadas como soporte para los textos jeroglíficos que hacían referencia al nombre, los títulos del difunto, fórmulas escritas dirigidas a los dioses y representaciones figuradas de las divinidades relacionadas con la protección de los muertos.

La mascarilla y las redecillas eran colocadas sobre la momia para hacer posible su localización a través de la identificación de sus rasgos faciales. Los egipcios, además, intentaban proteger a sus momias gracias a numerosos amuletos colocados sobre ellas y representados en los sarcófagos, con el fin de que el portador pudiera disponer de los poderes implícitos a la pieza. El udyat, ojo de Horus, fue uno de los más utilizados como amuleto protector de todos los males. Los dos dedos protegían la incisión abdominal que era practicada para la extracción de las vísceras de los difuntos. La diosa Tueris era de gran ayuda para las mujeres embarazadas, en tanto que el enano pateco y el dios Bes velaban por la seguridad de los niños.

E-288
Ushebti
(vista lateral)
Pasta vidriada
Período Ptolemaico (332-30 a.C.)
10 x 3.4 x 2.7 cm

E-175
Sarcófago (tapa)
Madera  estucada y pintada
Período Ptolemaico (332-30 a.C.)
23 x 173 x 40 cm (acostado)


Asimismo, se presentan figuras de dioses como Hapy, el dios de la fertilidad (que personificaba las crecidas del Nilo con sus beneficios); Bes, que protegía a las mujeres durante el parto e Isis, la diosa madre y esposa, que está relacionada con la fecundidad y la feminidad.

Por último se exhiben una serie de ushebtis, que son representaciones humanas de pequeño tamaño, de estilos, formas y materiales diversos. Se colocaban en la tumba con la finalidad de que en el más allá pudieran realizar los trabajos para los que el difunto era requerido. El significado de la palabra ushebti es "el que contesta"; de esta manera, cuando el difunto era llamado para trabajar se suponía que el ushebti debía contestar "aquí estoy" y, en consecuencia, sustituirlo.
A fin de que la figura pudiera revivir para cumplir sus obligaciones, los mejores ejemplares contenían una versión del Capítulo Sexto del "Libro de los Muertos".


Cámara sepulcral: objetos cotidianos


Vive la vida pues, verdaderamente, no mueres la muerte
Textos de las Pirámides (Ca. 2.400 a.C.)
 

El aspecto corpóreo de la eternidad implicaba la necesidad de garantizar al difunto necesidades tan elementales como comer y beber, pero también divertirse y hasta perfumarse y acicalarse. De ahí que las tumbas, auténticas casas de eternidad, estuvieran equipadas con objetos de uso cotidiano que pudiera precisar el difunto en su vida de ultratumba y decoradas con representaciones de todo aquello que necesitaba y deseaba que lo acompañara para siempre. Una tumba egipcia podía contener todo lo variado y abundante que permitiese el estatus o la voluntad de su propietario.

En esta sección se exhiben apoyacabezas, que en un principio se consideraron de carácter exclusivamente funerario, con un significado simbólico como amuleto destinado a salvaguardar la cabeza del difunto. Sin embargo, a pesar de estar realizados con materiales duros como madera, calcita, alabastro o marfil eran utilizados como almohada. También se presentan implementos de maquillaje ampliamente utilizados por los egipcios: un espejo, una caja y una paleta para cosméticos, un vaso de ungüento y un recipiente de kohol (polvo de sulfuro de antimonio de color negro usado para proteger los ojos de los habitantes del desierto y darle 'luz' a la mirada).
 

E-298
Plato
Alabastro
Nagada III - Dinastía V
8.5 x 23 cm de diámetro

E-428
Collar de cuentas con representación de diversos amuletos
Cornalina. oro y pasta vidriada
Dinastías XVIII - XIX (1550-1196 a.C.)
Long. 60 cm


Están presentes, también, piezas de vajillas como platos, cuencos y jarras elaborados en cerámica y alabastro, material tradicionalmente utilizado por los egipcios, relativamente blando y fácil de trabajar. Se exhiben, además, algunas joyas, las cuales tenían no sólo un carácter estético sino también mágico, cuyos diseños están inspirados en símbolos y personajes divinos. Los egipcios tenían una gran predilección por lo collares elaborados con cuentas de colores.

Por último se pueden ver el mango de un sistro (instrumento musical ceremonial) dedicado a la diosa Hathor y un fragmento de castañuela. La música fue uno de los elementos culturales más importantes del antiguo Egipto. Los músicos desempeñaban un papel importante en la corte, las grandes damas interpretaban el sistro y la reina era considerada la primera instrumentista de Egipto.


Tumba de Tjari de la dinastía XXVI, época saíta (600 a.C)
El Museo Nacional de Colombia alberga en sus colecciones los relieves de la cámara lateral de una tumba saíta excavada por Sir Flinders Petrie en la necrópolis de la  llanura de Giza en diciembre de 1906. Estos relieves fueron donados por el Museo de Brooklyn en el año de 1948 y pertenecen a la tumba de Thery o Tjari, "supervisor de la policía".

La  tumba fue realizada en la época saíta, bajo la dinastía XXVI que se originó en la  ciudad de Sais, ubicada en el norte del Delta del Nilo, y que gobernó en Egipto entre los años 664-525 a.C. Esta dinastía dejó huellas muy marcadas en el desarrollo del arte egipcio, pues unificó el Alto y el Bajo Egipto y desarrolló una tipo de escultura en bronce de gran realismo. Su reinado concluyó en 523 a.C. con la llegada de los persas.


Sinopsis de la egiptología
Al final de la exposición, en una línea de tiempo se presenta una relación de los estudios realizados sobre Egipto a partir del redescubrimiento de esta civilización por parte de los viajeros  europeos del siglo XVII, las expediciones napoleónicas, la publicaciones de las  primeras descripciones de Egipto, las instituciones y grandes escuelas dedicadas a la egiptología, los grandes hallazgos arqueológicos y la consolidación de esta disciplina hasta nuestros días.


Sala Alterna
En esta sala se exhibe una serie fotográfica sobre la excavación de la Tumba de Tutankamón en 1822. Este hallazgo, realizado por el inglés Howard Carter, cambió la historia de la arqueología al mostrar al mundo moderno el esplendor y la magnificencia de la civilización egipcia. La tumba llegó intacta al siglo XX porque sobre ella fue construida el hipogeo de Ramsés IV, hecho que impidió el paso de los saqueadores.
 

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