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Chapulines e iguanas Francisco Toledo surge con posterioridad a la generación que rompió con el muralismo; su arte es una búsqueda permanente de maneras íntimas para expresar su esencia como
mexicano, su raza, su pueblo, sus tradiciones y su memoria.
Su producción gira entorno a temas como los animales, abordados desde la fábula y con una clara referencia a sus experiencias cotidianas en el sur de
México -iguanas, chapulines, alacranes-; los autorretratos, la plantas, el erotismo y la muerte.
Una característica fundamental en la obra de Toledo es su continua experimentación con materiales tradicionales
como la acuarela o el óleo, o inusuales como los huevos de avestruz, piedra mica o vainas de flamboyán.
Por otra parte, en su proceso se puede ver de manera clara la influencia de artistas como Paul Klee y Jean
Dubuffet y un enorme interés por lo prehispánico, el arte africano, el australiano y la expresión plástica de los niños y los locos.
Toledo es reconocido no sólo por su obra sino por su postura como artista:
concentrado, sencillo y con una trayectoria de apoyo a la gestión cultural en Juchitán, México, de donde es oriundo. |