Sentir para ver
La exposición propone al visitante experiencias y reflexiones sobre la percepción: cómo el espectador ha percibido en diferentes momentos de la historia lo que hoy se denomina obra de arte; cómo la relación entre el hombre y obras de arte ha estado mediada de manera predominante por la experiencia visual y, por último, propicia e invita a descubrir otras formas de encuentro sensorial.
La exposición está conformada por 16 réplicas de esculturas prestadas por el Museo del Louvre que reproducen, en su mayoría, legendarias obras grecorromanas como la Venus de Milo, el Laoconte y el Gladiador Borghese, y por 33 obras originales pertenecientes a las colecciones de los museos colombianos, acompañadas a su vez por 16 de sus réplicas que podrán ser tocadas por el público.

La muestra fue curada por Olga Isabel Acosta, investigadora de la curaduría de arte e historia del Museo Nacional, y Geneviève Bresc-Bautier y Cyrille Gouyette, curadores del Departamento de Escultura del Museo del Louvre.
Sentir para ver estará dividida en tres espacios:
Sacralización de los sentidos
El primer espacio busca cuestionar al espectador sobre la percepción sensorial de piezas que bien han sido consideradas sagradas o que se presumen han hecho parte de rituales de carácter religioso. De esta manera la réplica de la Venus de Milo, reproducciones y originales de piezas precolombinas y de imágenes coloniales de la Virgen María y de santas católicas invitarán al visitante a pensar y a experimentar con sus sentidos el rol que han jugado las percepciones táctil y visual en diferentes momentos de la historia y en culturas diversas.
¿Era la escultura de la Venus de Milo, representación de la diosa del amor, un objeto que podía ser tocado por los griegos?, ¿Poseían las culturas prehispánicas una diferencia clara y marcada entre aquellas piezas femeninas que podían ver y aquellas que podían tocar? a su vez, ¿aquellas imágenes de la Virgen María y de las santas católicas veneradas en los territorios americanos durante la Colonia e incluso hasta hoy, no se constituyen acaso en imágenes que han sido besadas y abrazadas por sus devotos como una muestra de su afecto y gratitud?
Entre lo público y lo privado
¿Cuántos no han tocado la escultura de Simón Bolívar en las plazas de su mismo nombre en diferentes ciudades y pueblos colombianos? ¿Quién se atreve a tocar una escultura de Bolívar expuesta en un museo o el retrato de algún prócer o familiar que cuelga en una de las paredes de la sala? El tocar y el no tocar están mediados por una serie de parámetros establecidos que son propios de los espacios públicos, como parques y plazas, y de los privados, como los ambientes domésticos. Pero ¿han sido estos parámetros siempre iguales? ¿Acaso sus códigos están determinados por el tipo de espacio específico y dependen del género artístico?
Tales cuestionamientos serán presentados a los visitantes a través de diversos ejemplos que reproducen esculturas públicas de piezas alegóricas y conmemorativas que hoy se encuentran expuestas en el Museo del Louvre, pero que durante los siglos XVI al XIX se hallaban en parques y jardines. A su vez el visitante podrá ver y tocar algunos retratos que se exhibían en espacios privados e íntimos colombianos durante el siglo XIX, de los cuales algunos eran piezas para no ser tocadas, como también objetos utilizados como prendas de uso personal.

Copias para ver, tocar y educar
¿Cómo podemos conocer y tocar la Venus de Milo o el Laoconte que sólo pueden ser vistos en el Museo del Louvre en París y en el Museo del Vaticano en Roma? En esta exposición esto será posible gracias al apoyo del Museo del Louvre y su Galería Táctil de réplicas en yeso y resina.
Sin embargo, ésta no es la primera vez que los colombianos tienen acceso a una serie de réplicas semejante. Hacia 1931 fue fundado el Museo de Reproducciones de la Escuela Nacional de Bellas Artes en Bogotá, con una colección de más de doscientas esculturas que copiaban desde importantes obras egipcias hasta esculturas del siglo XIX. Esta colección importada de Europa y conocida hoy como la Colección Pizano, fue utilizada, observada, estudiada, tocada y reproducida desde 1928 por los estudiantes y asistentes de la Escuela de Bellas Artes.
En este tercer espacio de exposición, el espectador podrá ver obras originales y tocar algunas de sus respectivas réplicas que aluden a la importancia que ha jugado la reproducción en el arte occidental y en el arte colombiano.
Soluciones museográficas especiales
Para el desarrollo de esta exposición se conformó un equipo de trabajo que reúne a investigadores, arquitectos y diseñadores industriales, entre ellos Carolina Mendonza, diseñadora de interiores de la División de Museografía del Museo Nacional y el arquitecto francés Philippe Maffre, asesor museográfico del proyecto; quienes trabajaron de la mano con proveedores nacionales para el desarrollo de una museografía que garantiza las condiciones de acceso del público en situación de discapacidad, y la concepción de prototipos y réplicas que permiten otro tipo de aproximaciones sensoriales.
Para el desarrollo de la propuesta museográfica se tuvieron en cuenta los siguientes aspectos:
• Circulación: la sala se diseñó para que el público en sillas de ruedas pudiera visitar la muestra.
• Colores: los colores fueron elegidos por participantes de grupos focales organizados por el Museo Nacional con asesoría de diversas entidades que trabajan con público en situación de discapacidad y teniendo en cuenta la experiencia del Museo del Louvre en su Galería Táctil. De esta manera, se seleccionó el gris para las paredes y el mobiliario; los textos en fondo negro y letra blanca para lograr un mayor contraste y blanco para las réplicas, ya que además con estas últimas se quiere establecer una clara diferencia con los originales.
• Fichas y apoyos (textos en la sala): los contenidos de la sala se presentarán en braille, macrotipo (letra de 22 puntos), sensores de audio y vídeos en lenguaje de señas.
• Réplicas: el 90 % de las piezas cuentan con réplicas de las piezas en tercera dimensión, el 10% de las obras son pinturas y para estas se diseñaron relieves y sensores de audio que describen el cuadro.
Para el desarrollo del mobiliario en el cual se exhiben las réplicas se tuvo en cuenta:
• Altura estándar para público en situación de discapacidad: se diseñó a una altura de 80 centímetros, es decir para personas sentadas en sillas de ruedas.

• Accesibilidad: los muebles permiten la máxima aproximación entre el público y las réplicas. Las sillas de ruedas se pueden incorporar dentro del mueble y cuenta, además, con una plataforma de 30 centímetros para que los niños y las personas de baja estatura puedan alcanzar las réplicas.
• Facilidad en la lectura: las fichas en braille y macrotipo tienen una inclinación de 15 grados para permitir una mejor lectura.
Quiénes asesoraron la muestra Sentir para ver:
Para el desarrollo de esta muestra se ha contado con la valiosa ayuda de las entidades que trabajan con población en situación de discapacidad, las cuales brindaron su apoyo durante la etapa de planeación y colaboraron en la conformación de grupos focales y la formulación de diversas recomendaciones y ajustes a esta propuesta: SENSE INTERNACIONAL (Latinoamérica) FUNDACIÓN ARCÁNGELES CRAC (Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos) INSOR (Instituto Nacional para Sordos) INCI (Instituto Nacional para ciegos) RED PESCAR (y su voluntariado) COLEGIO FILADELFIA (para sordos) ACPHES (Asociación colombiana de padres con hijos especiales) SURCOE (Asociación Colombiana de Sordociegos)