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Sala 7 Pintura fauvista y expresionista Fauvista Elbert Marquet [1875 – 1947] El viejo puerto en Marsella
Maurice de Vlaminck [1876 – 1958] Paisaje fauvista cerca de Chatou Raoul Dufy [1876 – 1958] La playa en Sainte-Adresse Kees van Dongen [1877 – 1968] Niña pequeña con collar marinero o Dolly van Dongen
André Derain [1880 – 1954] Cipreses
El Salón de Otoño de 1905 vio la primera aparición del fauvismo. El crítico de arte Louis
Vauxcelles, al ver las obras expuestas por un grupo de artistas jóvenes, escribió: "¡Donatello está en la jaula de las fieras!" [fauve = fiera en francés].
Estos artistas inventaron un nuevo método basado en la
autonomía del color en relación con el tema: el lienzo no refleja la naturaleza, sino que es una superficie que permite la expresión libre del artista que aplica el color, en pinceladas amplias y planas. Los temas están limitados a
las escenas en interiores o en paisajes relativamente ordinarios; el color puro construye el espacio del cuadro.
Los orígenes de este movimiento se remontan a los años de formación en el taller de Gustave Moreau de artistas
como Henri Matisse, Henri-Charles Manguin, Charles Camoin y Albert Marquet en la Escuela de Bellas Artes de París. Allí bajo la influencia de Vincent van Gogh, Paul Gauguin y los neoimpresionistas, redescubrieron el papel del color
y la luz.
Uno de los grandes precursores de esta tendencia y el principal representante del movimiento es Henri Matisse. A su lado, el fauvismo reunió pintores como Georges Braque, Maurice de Vlamink, André Derain, Kees Van
Dongen y Raoul Dufy e, igualmente, artistas rusos como Wassily Kandinsky y Alexei von Jawlensky. En el Salón de Otoño de 1906, el grupo conoció un éxito notable.
Aunque el aporte del Fauvismo constituyó una parte esencial en
la búsqueda de valores cromáticos -especialmente para los expresionistas- la unidad de grupo fue relativamente efímera. Hacia 1908 la fuerza ascendente del Cubismo disolvió el movimiento, cuyos miembros buscaron otros caminos.
Expresionista Eduard Munch [1863 – 1944] Retrato de Madame von Hoffmann Alexej von Jaulensky [1864 – 1941] María II
Auguste Macke [1887 – 1914] Payaso en vestido verde Emmanuel Mané-Katz [1894 – 1962] El rabino Marie Laurencin [1883 – 1956] Tres jóvenes muchachas y dos perros Giorgio Morandi [1890 – 1964]
Naturaleza muerta con botella y copas
El Expresionismo hizo su aparición a comienzos del siglo XX como una reacción contra el Impresionismo.
Bajo el impulso de artistas de siglos precedentes como Matthias Grünewald, Francisco de Goya, El Greco y, luego con Vincent Van Gogh, los expresionistas quisieron manifestar su emotividad y subjetividad. De esta manera denunciaron
la sociedad urbana e industrial de su época e intentaron crear un universo lleno de lirismo.
La angustia, y algunas veces la violencia que emana de sus telas, se expresó plásticamente a través del empleo de una gama
cromática contrastada y exagerada, una composición simplificada y un trazo fuerte.
Históricamente, la primera vez que se usó la palabra Expresionismo para designar una actitud artística, fue en el prefacio del catálogo de la
exhibición de la Secesión de Berlín en 1911, en donde se mostraron cuadros de cubistas y fauvistas, como André Derain, Georges Braque, Pablo Picasso y Albert Marquet, entre otros. Luego se empezó a usar como sinónimo de arte
alemán de vanguardia.
Este movimiento se difundió por toda Europa a través de diversos grupos de artistas. Sus representantes más ilustres se encuentran en Alemania. Ellos fueron, entre otros, Erich Heckel, Karl
Schmidt-Rottluff, Ernst Ludwig Kirchner, Emil Nolde y Max Pechstein, quienes se agruparon bajo el nombre Die Brucke -El puente-. Otros artistas como Wassily Kandinsky, Franz Marc, Alexei von Jawlensky y Auguste Macke se
asentaron en Munich en el movimiento Der Blaue Reiter -El jinete azul-. El colorido de estos últimos es más vivo y contrastado que el de Die Brucke;
sus temas fueron menos pasionales y su visión interior se acercó -especialmente con Kandinsky- a la abstracción.
En Austria, el movimiento estuvo liderado por Egon Schiele y Oskar Kokoschka. Los temas principales fueron
personajes angustiados e introvertidos con sus rostros demacrados, los cuales parecen hacer eco al destino trágico de muchos de los artistas expresionistas. |