¿Se acabó el rollo? Historia de la  fotografía en Colombia 1950-2000

Fotografía y arte en Colombia
"En la actualidad nadie discutiría el carácter artístico que pueden tener las imágenes fotográficas, muchas de las cuales no sólo documentan y divierten, seducen y enseñan, sino que consiguen reflejar creatividad y emoción, significar crecimiento espiritual, proveer una mirada inédita y profundamente reveladora sobre la realidad, o crear realidades nuevas aleccionadoras y sorprendentes.
Tampoco nadie negaría la importancia de la fotografía en el terreno del saber, como fuente de reflexión o como objeto de investigación, ni el interés que ha despertado recientemente en el campo de la crítica. Desde sus comienzos, sin embargo, se esbozaron numerosos razonamientos en contra de otorgarle a la fotografía el carácter de medio para la producción artística. Su componente tecnológico condujo a que sus imágenes fueran tomadas más bien como el producto de una industria, de un oficio, de una máquina".

Durante la segunda mitad del siglo XX la fotografía en Colombia pasó de ser un pasatiempo lujoso y una novedosa herramienta técnica de la cual se valieron numerosos pintores colombianos a finales del siglo XIX y a comienzos del XX, para convertirse  en nuevo lenguaje que utilizan no sólo los fotógrafos sino también los artistas que hacen de ella un valioso medio expresivo.

En ese período las modalidades que habían surgido con los inicios de la fotografía alcanzaron un alto nivel de desarrollo; los fotógrafos se especializaron y los argumentos desde los cuales éstos se aproximaron conceptualmente a las distintas temáticas se transformaron.

Este lapso da cuenta, además, del fenómeno mundial del reconocimiento artístico de la fotografía.
Hasta el punto que el crítico Douglas Crimp afirma que si bien la fotografía fue inventada en 1839, sólo fue descubierta en 1970.

Precisamente en esa década la fotografía irrumpió en los museos, despojó a la  pintura de su predominio como lenguaje expresivo y cuestionó la validez de conceptos modernos como originalidad y autenticidad.

Las fotografías comenzaron, entonces, a formar parte de las colecciones, ya como piezas de arte gráfico, asimiladas a los grabados, ya como piezas únicas en las que su producción mecánica y su carácter serial dejaron de ser considerados una limitación, y se convirtieron, precisamente, en dos de sus valores intrínsecos más característicos.

De igual manera, durante ese tiempo en nuestro país el registro fotográfico cobró importancia en los museos y galerías; fue tenido en cuenta en los salones nacionales y empezó a formar parte de los currículos universitarios. Según Serrano, este oficio se profesionalizó, ganó respetabilidad, contempló nuevas consideraciones y desarrolló nuevos ángulos para su apreciación.

 "En conclusión, siguiendo el desarrollo de la fotografía durante las últimas cinco décadas del siglo XX, resulta claro que ha ido cobrando la importancia que le corresponde en el seno de la sociedad colombiana; que cada vez hay más fotógrafos tanto aficionados como profesionales, y más personas y entidades interesadas en la catalogación y estudio del acervo fotográfico nacional, y que, como se verá más adelante, a través de la fotografía no sólo se han conseguido valiosos documentos sobre la realidad, sino pronunciamientos artísticos de inusitados alcances donde las apreciaciones y raciocinios subjetivos, más que los testimonios o la información, concentran el interés de las imágenes".

 

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