 |
|
|
 |
 |
 |
|
10 hitos de la obra de Botero en las colecciones del Museo Nacional (Apartes del texto del catálogo de Beatriz González)
1. En busca de identidad Su etapa inicial evidencia una marcada influencia de Gaugin y Picasso y la crítica
del momento se refería de manera entusiasta a su cromatismo: "Fernando Botero sigue ascendiendo en su propósito de un dominio completo del color. Sus cuadros han ido recorriendo un camino donde la aspiración creemos que
consiste para el pintor en lograr un idioma colorístico plenamente plástico y que sea capaz de contener un especial realismo poético, de expresión muy suelta, muy meramente indicativa y sin imposiciones y, además, donde
su central preocupación quede ubicada en un virtuosismo de inusitadas gamas colorísticas" (1).
2. La religión La religión, los militares y el Estado son tres baluartes bajo los cuales transcurre la vida nacional; Botero hace de ellos su tema para
ejercitar su humor pictórico.
Las raíces del tema religioso, uno de los más frecuentes en su obra se encuentra en Colombia, en general, y Antioquia en particular. Los obispos aparecen en todas las épocas de su
pintura.
3. La reinterpretación de la historia del arte La reinterpretación de obras de Leonardo, Piero della Francesca, Mantegna, Velázquez, Rubens y Cézanne, en particular, ha sido una constante en la
obra del artista, quien ha declarado que hace estas obras "sólo para aprender de la pintura universal". Una y otra vez regresa Botero a las obras maestras del arte europeo, no con el ánimo de copiar a los grandes
pintores, sino de rendir un homenaje a quienes lo impulsaron a trabajar. Sin embargo, siempre ha tenido un ojo puesto en el Renacimiento y otro en el arte moderno.
Se sirve de varios tipos de pincelada, unos
libres y otros cortos y una gama de color variada que en algunos aspectos obedece al volumen y en otros se independiza de él.
4. El dominio del oficio Uno de los aportes más reconocidos en la obra de
Botero ha sido el color; desde los inicios lo trató con gran libertad. Esta libertad es producto de su seguridad en el oficio. Los objetos y figuras que en la vida real pesan, consigue él, por el dominio del oficio, que
vuelen y que todo lo liviano, pese. Figuras de gran volumen vuelan por sus cuadros.
5. El dibujo Botero ha sido esencialmente, desde sus inicios, un dibujante. El dominio del lápiz, el carboncillo, la
tinta, el pastel y la acuarela le permiten variar las formas, las superficies y obligar a los volúmenes a tomarse la superficie del cuadro. En este sentido actúa como un artista académico que gracias al conocimiento del
oficio impone sus formas.
6. Lo rotundo Según Botero, la deformación basada en lo rotundo proviene del deseo de crear más sensualidad, de obtener una mayor voluptuosidad en la forma para que llegue al
espectador y sienta placer al tocarlo con los ojos. Botero establece el origen del placer cuando se mira un cuadro: "Para mí reside en la exaltación de la vida que se produce por la sensualidad de las formas"
(2).
7. Lo local A pesar de haber abandonado su tierra
natal a los 18 años, y de vivir fuera de su patria desde 1960, Botero ha seguido alimentando su cuota provinciana y continúa trayendo sus recuerdos a los temas de sus obras.
8. El humor La exageración
de ciertos elementos le sirve para crear una iconografía particular. Annik Sajurjo afirma: "Su pintura no es caricatura, no es ironía pura, ni sarcasmo hiriente. Es realidad pura disuelta en el prisma mágico de la
recolección del adulto que fue niño, adolescente y joven en un pequeño valle de una extensa región de América Latina" (3). Este es un humor fino que produce goce estético.
9. Las tres dimensiones
Con La naranja, inmensa, que recubre y estira los límites del lienzo y que se ha convertido en un icono del Museo Nacional, se presentan los antecedentes de Botero escultor. Cronológicamente
coincide con la afirmación de su vocación en 1970 hacia la escultura. Al colocar esta obra al fondo de la sala del Museo Nacional se quiere evocar su llegada al volumen real.
En las naturalezas
muertas el pintor busca los esencial y ello lo lleva a la simplicidad del bronce o del mármol.
10. La violencia El tema de la violencia en su obra tiene algunos antecedentes. En la década de 1960
realiza un mural para el Banco Central Hipotecario, Masacre de los inocentes y El secuestro,
en donde hay una alusión a la violencia de mediados de siglo XX. En 1973, a la manera de una naturaleza muerta, pinta Guerra, en la que amontona militares, sacerdotes, mujeres, niños como si se tratara de un
campo de batalla. También mostró un interés por extraer historias de los periódicos, como es el caso de los cuadros Doctor Mata, Teresita la descuartizada
-hechos comentados ampliamente por entregas en la página roja de El Tiempo-, y El asesinato de Rosa Calderón (1970).
Un par de décadas más tarde, dedica parte de su producción a la violencia más
reciente. A partir de 1999 el artista tiene la voluntad de recrear en pinturas la dramática situación del país. Realiza cuadros como vestigios de un momento histórico, en los que recoge el "folclor oscuro" por medio de
la representación de la muerte de Pablo Escobar o del retrato de Manuel Marulanda Vélez "Tirofijo". Con estos cuadros Botero tiene la voluntad de recrear en pinturas la dramática situación del país.
Estos
temas tan recientes, sin perspectiva histórica y con tantas heridas aún abiertas, han suscitado diversas reacciones. Es necesario entender que la violencia forma también parte de la historia del arte; el mismo artista
lo anota: "yo estaba en contra de ese arte que se convierte en testigo de su tiempo como arma de combate. Pero en vista de la magnitud del drama que vive Colombia, llegó el momento en el que sentí la obligación moral de
dejar un testimonio sobre un momento tan irracional de nuestra historia" (4).
Es así como, interpretando la voluntad del artista y a manera de testimonio de los presentes acontecimientos nacionales, el Museo
Nacional de Colombia exhibirá de manera permanente estas 50 obras sobre la violencia cuando pueda contar con unas salas de historia en las cuales se narren los hechos actuales. |
 |
 |
|
Botero en el Museo Nacional de Colombia. Donación 2004 "Pinté a Colombia toda mi vida, los aspectos amables que conocí en la infancia y adolescencia. No
siento directamente la violencia, pues vivo fuera hace mucho tiempo, pero los conozco a través de la prensa. La violencia comenzó a estar en mi cabeza y sentí un día que tenía que pintar, hacer una declaración del
horror que sentía ante ese panorama del país".
A pesar de que Botero nunca pintó inspirado de manera directa en hechos históricos o en eventos de la realidad inmediata, con el transcurso del tiempo la situación
de violencia experimentada en Colombia empezó a verse reflejada en su obra, ante el deseo de producir un testimonio artístico del momento, primero de manera alusiva y posteriormente mediante referencias concretas.
|
 |
 |
|
Acerca del proceso de creación de esta serie que rechaza la violencia y en la que se encuentra de nuevo la representación de gestos y
movimientos mediante pinceladas más libres, que se acercan a la técnica de la pintura directa, Botero observó: "debo decir que el sentimiento que experimenté al pintar estos cuadros no es el mismo placer que siento
pintando normalmente el mundo que yo pinto. Es otra sensación. El mismo hecho de proponerme, como artista, encontrar una imagen simbólica que refleje el gran drama de Colombia, significa un estado mental que no es grato
sino doloroso. La reconstrucción artística del conflicto, que finalmente se reduce a unas cuantas imágenes o símbolos, es una necesidad que uno siente de no vivir de espaldas a esta situación. Mi país tiene dos caras.
Colombia es ese mundo amable que yo pinto siempre, pero también tiene esa cara terrible de la violencia. Entonces en cierto momento tengo que mostrar la otra cara de Colombia". Testimonio de la barbarie Apartes del catálogo de la exposición de Santiago Londoño
1. Airó, Clemente. "En el Museo Nacional. El X Salón de Artistas Colombianos", en El Tiempo, 26 de septiembre de 1957.
2. Casciero de Sanjurjo, Annick . "Botero. La magia de la realidad", en El Tiempo, Bogotá, 9 de diciembre de 1979.
3. Casciero de Sanjurjo, Annick. Op. cit.
4. Botero, Fernando. "Con dolor de patria", en Revista Diners, marzo del 2001, pág. 24.
5. "Museo Nacional de Colombia"; Villegas Editores, ed. Botero. "Donaciones al Museo Nacional de Colombia" Textos
preparados por Beatriz González y Santiago Londoño. Bogotá: Villegas Editores, 2004.
|
|
|