Vuela, sigue adelante en esta página para saber qué te espera en la exposición El vuelo de El Mochuelo. De los Montes de María a Bogotá.


Territorios y memorias: brinda un contexto histórico y geográfico de los Montes de María y su transformación durante los
ciclos incesantes de violencia. En esta parte de la exposición, se recuerdan algunas masacres, como la de Las Brisas, El Salado y Los Guáimaros, desde
la voz de sus sobrevivientes, quienes explican las gestas emprendidas en medio del dolor para que nada de ello vuelva a ocurrirle a nadie.
Identidad cultural: las alas en -El Mochuelo- representan la libertad que brinda la cultura para transformar, desde la narración, la vida en
los Montes de María. Aquí se evidencia la potencia de la cultura intangible y material montemariana, a través de las narraciones del territorio que la
guerra no pudo callar y que encarnan grandes cultores, como Lucho Bermúdez, Andrés Landero, Petrona Martínez, Los Gaiteros de San Jacinto y Adolfo
Pacheco Anillo.
Memoria del conflicto: en esta sección se recuerdan los hechos violentos ocurridos en el territorio de los Montes de María y su diálogo con
las memorias del territorio anhelado. En un viaje sensorial, se escuchan las historias que narran cómo la solidaridad y la organización han sido los
legados con los cuales las comunidades intentan reconstruir sus vidas.
Memorias del corazón:aquí se encuentra el Panel de las Resistencias, donde se destacan las historias de vida y liderazgos de hombres y
mujeres que han recuperado su voz política en los Montes de María, a pesar de la imposición del silencio mediante la violencia. En su centro, El Árbol
de la Memoria honra a quienes ya no están en el territorio y alienta su memoria como semilla de vida, paz y esperanza.
Más allá del dolor: nos invita a hacer un recorrido por los Retratos de la memoria y las historias de vida de las mujeres y jóvenes con los
pies en la tierra, que nos sumerge en la resiliencia, resistencia, re-existencia y valentía de las mujeres montemarianas que sostienen la palabra y la
vida como acción transformadora desde sus organizaciones y a través del diálogo de saberes y la trasmisión del conocimiento a las nuevas generaciones.
Patio de juegos: es una alegoría a los ranchos de palma que aún hoy prevalecen en las casas y donde tienen lugar el encuentro familiar, la celebración y la
conversación en un ambiente de confianza. Allí se exponen también los juegos tradicionales de la región, con los que se incentiva la convivencia pacífica,
como la bolita ’e uñita (canicas), la peregrina (golosa o avión), el trompo, arranca yuca y la marisola. El patio de juegos es el espacio para el encuentro,
para el cine bajo las estrellas y es el escenario abierto para dimensionar los nuevos talentos y los saberes ancestrales.
Sigue adelante en la página, que somos itinerantes como El Mochuelo.