Mis primeros cien años
El proyecto de unificación de la “memoria nacional”. La celebración del Centenario de la Independencia el 20 de julio de 1910 fue establecida por la Ley 39 de 1907. En ese momento se conformó una Junta Nacional que, con varias modificaciones en sus integrantes desde ese momento hasta 1909, fue definiendo el programa de festejos. A partir de una lógica que justificaba la construcción de la imagen de la capital como la imagen de la nación, la mayor parte de los recursos, obras y eventos se destinaron a Bogotá. Esta celebración constituía un reto a nivel material y simbólico ya que el país estaba arruinado como resultado de las guerras civiles -especialmente la reciente Guerra de los Mil Días (1899-1902)- y desmoralizado por la separación de Panamá en 1903. Además se encontraba en un complejo momento político, pues la oposición a las controversiales políticas del presidente Rafael Reyes (1904-1909) había desembocado en su renuncia al cargo y la celebración se realizó bajo el gobierno de transición de Ramón González Valencia (1909-1910).
El Centenario de la Independencia fue la oportunidad perfecta para contrarrestar la inestabilidad presente en múltiples aspectos de la realidad del país, por lo cual se hicieron enormes esfuerzos por lograr una redefinición del imaginario colectivo. Se planteaba que el país era vulnerable por sus constantes guerras internas y que la única forma de fortalecerse era a través de una unificación en varios niveles: 1. La unificación de la memoria de la nación, 2. La unificación de los países que conformaban la llamada “Gran Colombia” (Ecuador, Venezuela y Colombia) y 3. La unificación cultural de lengua, raza y religión a través del discurso hispanista.