Museo Nacional de ColombiaMuseo
La exposición

Se desarrolla en torno a estas cuatros secciones temáticas, en las que se exhiben documentos, fotografías, videos, objetos y testimonios de cultura material que permiten tener una imagen de los distintos momentos históricos. Las fronteras tienen, como hilo conductor, un gran mapa de piso que busca ubicar geográficamente a los visitantes. El Banco del Pensamiento es el referente simbólico a lo largo del recorrido. El ingreso a la sala está ilustrado por un mural elaborado por el artista indígena Fabián Moreno, que pertenece a la etnia nonuya, de Araracuara, Caquetá.

Frontera de la explotación cauchera
La extracción de gomas elásticas, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, vinculó a la Amazonia con la economía mundial y condicionó la delimitación fronteriza entre los países de herencia colonial española y de éstos con Brasil. Esta explotación también estuvo relacionada con el inicio de la frontera agropecuaria y los distintos procesos de ocupación y colonización de la región.

Casa Cauchera Campoamor
Fotografía de láminas de caucho colgadas. Sin autor. Sin fecha.

En el poblado de La Chorrera, ubicado en el Caquetá, se creó la primera agencia cauchera. En el Bajo Putumayo, y exactamente en El Encanto, se establecieron otras agencias: las más famosas y mal recordadas fueron la Casa Arana, de capital peruano e inglés, y la casa cauchera de La Pedrera, que funcionó a orillas del Río Mirití.

Estas casas controlaron vastos territorios y utilizaron para su trabajo la mano de obra indígena, que fue vinculada a lo largo del tiempo de diferentes maneras: en un inicio, en condiciones de esclavitud, para posteriormente manejar negociaciones desequilibradas con los nativos que los mantenían en una ‘semiesclavitud’ y terminar en el establecimiento de simples relaciones mercantiles, en sus épocas finales. Este proceso afectó las estructuras culturales y sociales de múltiples grupos étnicos, en especial a los uitoto, yukuna, matapi, tanimuca y letuama, entre otros.

De otra parte, poblados como Mocoa, Puerto Rico, Tres Esquinas, San Vicente y Florencia surgieron y crecieron como lugares de compra de resinas, quinas y gomas. Por el decaimiento de la demanda del caucho natural a nivel mundial, el proceso de extracción de las gomas finalizó hacia mediados de la década de 1970.

Entre los objetos se exhiben un video sobre el proceso de extracción del caucho en la Casa Arana, y testimonios y recuerdos de los habitantes de la región sobre los conflictos e impactos que sufrieron como consecuencia de la extracción del caucho. También se exhiben libros que, en su momento, documentaron y cuestionaron el maltrato y las matanzas a los indígenas de las casas caucheras como El libro rojo del Putumayo, El libro azul, La vorágine y Toa. Igualmente, hay mapas de rutas y campamentos de las distintas casas caucheras y un cuaderno de  cuentas que deja ver cómo los indígenas se endeudaban a cambio de mercancías. Un objeto curioso que se podrá ver, entre otros más, es un manguaré: un instrumento de percusión que se utiliza para convocar a la guerra, a la fiesta y alas mingas o reuniones comunitarias.

Frontera de extracción
Desde el siglo XVII, la historia de la Amazonia está marcada por la explotación de los recursos naturales, tanto renovables como no renovables: barniz, ceras de animales, quina, gomas, oro, petróleo, maderas, ganado, comercio de pieles, flora para patentes multinacionales y coca. Ellos han marcado los períodos de distintas bonanzas que dependen de ciclos económicos mundiales, y que si bien insertan a la zona temporalmente a mercados amplios, al mismo tiempo generan poca riqueza y bienestar a sus pobladores.

A finales del siglo XIX, el caucho alentó los intereses extractivos que se vieron posteriormente acentuados a mediados del siglo XX, con una gran oleada de migrantes de Nariño, Cauca, Valle y Caldas, atraídos por la explotación petrolera y políticas de ocupación y colonización. En décadas recientes, la siembra de coca para la producción de la cocaína ha traído nuevas poblaciones y nuevas violencias. Estas bonanzas generan movimientos de colonización, pero también otras consecuencias como el desplazamiento de las riquezas hacia otras regiones, extracción sin manejo adecuado, el posterior abandono de la zona y condiciones de trabajo en ocasiones de semiesclavitud. Esta situación también se presenta en la actualidad por la explotación de recursos como el oro y los hidrocarburos.

Frontera misional y evangelizadora:
el límite de los conquistadores del espíritu

La competencia por la conquista de las almas de los indígenas amazónicos se libra desde épocas coloniales. La Corona de España decidió realizar una política de conquista espiritual con el fin de ‘civilizar’, ‘educar’ y ‘convertir’ a los grupos nativos, y para ello encargó a misioneros franciscanos y jesuitas que, desde Quito, Pasto y Popayán, establecieron conventos y colegios de misión para tal fin.

Monjas y niñas indígenas
Monjas y niñas indígenas. Sin autor. Sin fecha. Casa cauchera Campoamor, río Mirití-Paraná

Durante los siglos XVII y XVIII, los misioneros organizaron expediciones por los ríos de la alta Amazonia como el Coca, Aguarico, Napo, Caquetá, Putumayo, Caguán y Orteguaza, en cuyas orillas fundaron pueblos de misión en los que concentraron indígenas de diferentes grupos étnicos, con la intención de adoctrinarlos. La gran mayoría de los naturales se rebeló contra la reducción obligatoria en pueblos de misión y sobre todo en contra de la dogmática cosmovisión de los adoctrinadores.

Los movimientos mesiánicos tienen presencia en la Amazonía desde el siglo XIX, y muchos de ellos han asumido un rol salvador frente a las relaciones opresivas entre blancos e indígenas. Los misioneros, tanto católicos como evangélicos, han educado a los indígenas en la negación de su cosmovisión y rituales, hasta el punto de que sus malocas y bancos de pensamiento fueron quemados con el fin de hacer desaparecer su tradición. Incluso su propia lengua fue prohibida para que se hablara solamente el español.

En el siglo XX, la comunidad con mayor presencia amazónica fue la Capuchina Catalana mientras que en la frontera colombo peruana tuvo presencia la misión Agustina.

En esta sección se presentan mapas de las rutas de ingreso y ubicación de las misiones evangelizadoras; apartes de las películas de Brian Moser, que muestran testimonios de cómo se crean asentamientos para catequizar y convertir a los indígenas; los uniformes que les obligaban a ponerse en los internados; biblias traducidas en lenguas yucuna y huitoto, libros de censos misionales de evangelización, el libro Maravillas de la naturaleza de fray Juan de Santa Gertrudis y una gran cruz de los Crucistas, una misión que hoy día se establece a las orillas de los ríos y un video en el que se presentan testimonios de los indígenas sobre este proceso y cómo han aprendido a convivir con las dos creencias, incluso en algunos casos, a desarrollar estrategias de resistencia.

Frontera del Estado: territorio, autoridad y educación
La imagen de una región habitada por ‘salvajes’, inaccesible por sus características geográficas, y donde no se han asentado las autoridades, es la que ha primado a lo largo de varios siglos en Colombia. Desde principios del siglo XVII, España se apoyó en las misiones religiosas para controlar el territorio. Luego de la Independencia, fueron las misiones capuchinas las que se encargaron incluso de actividades administrativas.
En el siglo XX, esfuerzos de colonización por parte del Estado y la formación de un campesinado crearon nuevas tensiones con las comunidades indígenas, pero la implementación de políticas como el reconocimiento de los grandes Resguardos Indígenas en la Amazonia, han permitido avanzar en el desarrollo de una nueva forma de ordenamiento territorial de la Nación, basada en la descentralización político administrativa del Estado a través de las Autoridades Tradicionales Indígenas(AATIS) y las Entidades Territoriales Indígenas (ETIS), como una forma de promoción y reconocimiento de los derechos territoriales y políticos de los pueblos indígenas.

Fronteras
Barco para pasajeros, puerto de Leticia. John Gardner. 30 de diciembre de 2006. Leticia, Colombia

No obstante, ha sido casi imposible someter este vasto territorio al control administrativo, teniendo en cuenta que existe una separación real y cultural entre la política central y la realidad de la Amazonia. Los intentos de colonización y control sobre el territorio, por parte de diversos grupos, al igual que los actos de soberanía y la delimitación de las fronteras con los otros estados amazónicos, en especial Brasil y Perú, contrastan con la ausencia del Estado, situación que conlleva a la falta de protección de los pobladores frente a las economías extractivas y a las situaciones de conflicto armado que se vive en la zona, debido a la presencia de la guerrilla y grupos paramilitares.

En esta frontera se presentan mapas de los parques naturales, los resguardos indígenas, las rutas de colonización y de cultivos de coca: se exhibe también una cartilla educativa de las misiones, y banderas de Colombia, Perú y Brasil, lo mismo que el Tratado Salomón-Lozano que definió las fronteras entre Perú y Colombia. Se podrán apreciar el libro de los cónsules y el registro fotográfico de la celebración del 20 de julio en Leticia y del Festival de la Fraternidad, y escuchar cuñas radiales que invitaban a la colonización.

Frontera étnica
La Amazonia colombiana es un territorio predominantemente indígena que cuenta con una historia de poblamiento de cerca de 10.000 años. El noroeste amazónico, que corresponde en buena parte a la franja colombiana, presenta la más alta diversidad étnica de toda la cuenca, lo cual se constituye en un patrimonio de alto valor cultural para la Nación. Según su mitología, a cada etnia le correspondió un lugar de origen o nacimiento, un territorio, una cultura material y un conjunto de rituales que deben compartir con los otros grupos para mantener el orden del mundo.

Para la exposición se identificaron, dentro de la enorme diversidad étnica, algunos contextos culturales y territoriales en función de características compartidas en términos de origen, distribución territorial, idioma y referentes simbólicos y rituales de importancia, lo cual permitió identificar las siguientes áreas culturales:

La gente de la coca y el tabaco soplado. Los grupos se ubican en el bajo Caquetá, Vaupés y en los ríos Igará-Paraná, Apaporis y Mirití. Los elementos característicos son el ritual del Yuruparí, la fiesta del chontaduro, y el mito de la anaconda. Algunos de los grupos son tanimuka, kubeos, tukanos, yukuna y makuna.
La gente de la coca y el tabaco chupado. Los referentes geográficos son el Amazonas colombiano y la frontera con el Perú. Se caracterizan por los rituales de las frutas, el tablón, el final de la guerra y la charapa. Algunos de los grupos son uitoto, ocaina, bora, miraña, muinane, andoke, y nonuya.
La gente del yagé y el yoko. Se ubican en Putumayo y Alto Caquetá. El elemento cultural común es el yagé y los grupos son kofán, siona, coreguaje e inganos.
La gente del masato de yuca, el achiote y el huito. Los grupos se ubican en el departamento del Amazonas en Colombia y en la frontera con el Perú. Los elementos culturales comunes son el baile de la pelazón y las mingas con masato. Los grupos son yagua, cocama y tikuna.
La gente del masato de yuca. Se ubican en el departamento de Guainía, y el elemento cultural común es que fueron evangelizados por Sofía Muller. Los grupos son baniwa y curripaco.
La gente nómada. Se desplazan en el departamento del Guaviare, en Colombia, y son los nukak y los yuhup.
La gente de la colonización. Colonos que están ubicados en los departamentos del Putumayo y Caquetá, en Colombia. Se dedican a la ganadería, agricultura, comercio, cultivo de coca y narcotráfico.

Foto aérea de la fachada del Museo

Su Visita

Visite la exposición entre el
14 de mayo y el 2 de agosto de 2009
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