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Febrero 09

Pieza del mes
Serie donaciones y legados. Febrero del 2009
Juan Borda Alcalá
Colecciones de Arte. Área dibujo. Subárea caricaturas
Sala Ideologías, arte e industria (1910-1948), tercer piso
2445baja.jpg

Juan Borda Alcalá
1918
Dibujo (Acuarela y tinta china/papel)
25.5 x 13.5 cm
Reg. 2445
Legado de Pablo de la Cruz (1955)

 

2009 - Serie donaciones y legados
En el 2009 el programa expositivo denominado la pieza del mes, estará dedicado a destacar el incremento de las colecciones, que por cerca de 200 años, ha sido posible gracias a las donaciones y legados de coleccionistas. Esto junto con las cesiones y las compras realizadas por organizaciones que de manera desinteresada han nutrido el patrimonio mueble de la nación, le permiten hoy en día al Museo contar con obras maestras de artistas colombianos y con objetos testimoniales de nuestra historia.

El legado
El 10 de junio de 1955, la entonces directora del Museo Nacional de Colombia, Teresa Cuervo Borda agradeció formalmente a la señora Julia Lascano de De la Cruz, viuda del arquitecto Pablo De la Cruz, la donación de nueve pinturas y catorce dibujos. El legado del reconocido arquitecto modernista refleja su predilección por los paisajes figurativos, obras firmadas por reconocidos autores colombianos y el pintor venezolano Armando Reverón. Dentro de su colección, se destacan seis caricaturas elaboradas por Ricardo Rendón, en las cuales se aprecia una iconografía perspicaz  para representar a campesinos y políticos, así como el lenguaje directo y sugestivo que distinguió al experto dibujante


El coleccionista: Pablo De la Cruz
“La vida profesional del arquitecto, recién llegado de sus estudios de arquitectura en Chile en 1919, se inicia en Bogotá con el diseño y construcción de Villa Adelaida y con su nombramiento en el Ministerio de Obras Públicas en reemplazo del arquitecto Gastón Lelarge. Desde entonces De la Cruz asume el rol de figura profesionalmente prestante y sus observaciones y decisiones son tenidas en cuenta por la sociedad bogotana. Este posicionamiento profesional lo coloca en situación de privilegio y a la vez, de gran responsabilidad con el medio. Le permite establecer contacto con la élite bogotana y diseña residencias para varias de esas familias. Es el posible autor de la casa de doctor Eduardo Santos en la carrera 13 con calle 67 (ya demolida). Construye la casa de don Julio Jiménez en la calle 70 con carrera 7ª, donde hace alarde del manejo de organización espacial con base en geometrías derivadas de secuencias elípticas. Su bagaje intelectual puede entenderse en la riqueza de su biblioteca personal, que donó a la biblioteca de la Universidad Nacional, y que incluye varios libros incunables.  Su colección de obras de arte fue donada al Museo Nacional. La vida profesional de De la Cruz puede organizarse en tres períodos cronológicos. El primero, 1919-1936, tiene que ver con la búsqueda de un lenguaje arquitectónico simplificado que responde a las expectativas de los clientes.

Su primer proyecto destacado es Villa Adelaida. Esta casa fue un encargo personal de Agustín Nieto, precursor de grandes transformaciones en la formación de los colombianos. De la Cruz no asoció – para el diseño de la quinta– el lenguaje tradicional entonces en boga, liderado entre otros por Gastón Lelarge, sino un lenguaje que refleja un cambio, un sentido de adelanto. El resultado fue una muestra del ímpetu de la juventud y el deseo de cambio –del joven arquitecto –para el diseño de la Villa Adelaida. En 1921, propuso un proyecto urbano: abrir la carrera 7ªA para unir la parte sur del Capitolio con la Casa de Nariño, a la manera de boulevard francés. Proyecto que 50 años más tarde se hace realidad con mayores demoliciones. Entre 1929 y 1934 es docente en la especialización en Arquitectura en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional. Diseña la ampliación del Palacio de Justicia (1933), construcción incendiada el 9 de abril de 1948.

El segundo período, 1936-1942, en el que tiene poca producción arquitectónica, se dedica más a la exploración conceptual y la experimentación en el manejo de nuevos materiales, en especial el concreto como expresión de la modernidad. En el Parque Nacional –construido atendiendo algunos de  los lineamientos del Plan de Brunner– De la Cruz desarrolla el proyecto hasta llevarlo a feliz término. El tercer período, 1942-1954, mientras se encuentra en San Francisco, Estados Unidos, se inicia con la decepción de perder la elaboración del pabellón que le habían asignado para la Exposición Internacional a realizarse en esa ciudad. Realiza una serie de viajes por Europa, visitando la arquitectura clásica y los grandes museos. Es una etapa de reflexión y autocrítica donde analiza las debilidades de sus lenguajes iniciales y las fortalezas en sus aproximaciones de transformación y modernidad. Una de sus últimas obras es el edificio para el Hospital Infantil que desarrolla por petición de Lorencita Villegas de Santos”*.

* Texto cortesía del arquitecto Jorge Ramírez Nieto.


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